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sábado, 28 de julio de 2012

Cultura Política


Cultura política
La influencia sociológica  europea dentro de la definición de cultura política ha sido de de gran importancia dentro de la construcción antropológica, dentro de los destacados encontramos a  Max Weber  que consideraba que  sus tipos ideales de autoridad, siendo estos la tradicional, la carismática y la racional  estaban compuestos de símbolos y creencias subjetivas  al igual que la cultura política. (Almond, 1998: 351). Otros aportes dentro de la sociología corresponden a Parsons, donde la cultura política hacía referencias  a los sentimientos subjetivos, las actitudes y conductas  que caracterizaban las orientaciones políticas individuales  y colectivas en un sistema político, donde  la cultura misma sería un mecanismo de integración mediante la socialización política que sería a su ves la herramienta encargada de la auto identificación con un grupo y su historia formando una identidad política. Aunque si nos referimos al poder de integración de la cultura debemos hacer notar los escenarios de conflictos socialmente desintegradora. 
Para Almond y Verba “la cultura política de una nación es una particular distribución de los patrones de orientación  hacia objetos políticos entre los miembros  de una nación” (1956: 396)  Esto presupone una ambivalencia  o dos directrices de la política, una macro y otra micro donde la primera representa  la historia colectiva de un sistema político y la segunda  las experiencias personales de los propios individuos, esto quiere decir que la cultura política comprende al conjunto de significados generales y personales siendo algo mas que la suma de opiniones privadas sobre lo político sino que esta da el significado de una conducta jerarquizada.
Dentro de la antropología social el concepto de cultura política ha sido debatido desde las diversas escuelas de pensamiento que marcaron el trayecto de la antropología
Si sabemos que la cultura política se compone por una serie de concepciones subjetivas que se reproducen en un grupo social y que estas concepciones se componen de aspectos cognitivos, afectivos y evaluativos, que se contrasta con las experiencias políticas. Por ello la antropología la ha estudiado desde las corrientes estructuralistas, funcionalistas, culturalista. 
El estructuralismo  hace principalmente referencia a las relaciones de la gente ante la política, busca las referencias entre lo que se espera y el consenso que existe ante determinados aspectos políticos. Estas reacciones sobre la cultura  y la política se hacen  a través  de representaciones colectivas que a su ves provienen del lugar de una u otra persona ocupa dentro de la estructura social. La teoría cultural puede encuadrarse como derivada del acercamiento estructuralista, para ella los intereses políticos no pueden ser analizados desde las perspectivas económicas  o racional, sino que ha de ser conectados a las relaciones que establecen los individuos con sus grupos de referencia y  que,  a través de su participación política van creando sus propias referencias y opiniones. (Welch, 1993)

La perspectiva culturalista  ha establecido cuatro elementos caracterizadores de una cultura. En primer lugar, la cultura está relacionada con la sociedad, constituye una determinada manera de pensar y actuar. En segundo lugar considera que la cultura es vida social en una serie de aspectos: creencias, conocimiento, moral, leyes, costumbre  y hábitos en una sociedad. En tercer lugar, la cultura es la que diferencia a una sociedad de otra. Por último la cultura es diferenciadora, es una variable que una un conjunto de  maneras  de pensar a través de las cuales normalmente se regula  el comportamiento social. (Eckstein, 1998)

El funcionalismo dentro de la antropología entiende a la cultura política como el conjunto de interconexiones lógicas entre las preferencias, intereses y concepciones de las necesidades y los recursos, así como la contribución  de cada uno a la hora de perpetuar un estilo de vida como una parte del contexto político de una sociedad. Para ello existe  lo que Parsons definió como “action frame of reference”, según el cual el individuo está situado en un contexto  que le proporciona información  sobre los objetos políticos y a su ves aprende a reaccionar  ante situaciones. (Welch, 1993)
Otras teorías que también he tomado en cuenta son las teorías Sistémicas y Marxista  

La teoría sistémica, que considera a la política como un sistema y que sobrevive dependiendo de como  se proporciona los outputs que ese determinado sistema necesita. La cultura política  según esta teoría esta situada fuera del entorno político o del centro del comportamiento o de la actividad. Las normas culturales transmitidas a través de generaciones regulan las demandas de los ciudadanos,  lo que se espera de ellos como ciudadano o en cooperación  con otros, así  como lo que es aceptable en una sociedad. Los valores  y las creencias de una cultura política pueden prevenir también que se planteen ciertas demandas. Las normas culturales guían a los miembros del sistema, proporcionan las reglas del juego político y ayudan a regular  el numero y contenido de las demandas planteadas al sistema (Easton, 1965: 100-103)

Para el marxismo , el estudio de la cultura política  estaba relegado a un segundo plano ya que tradicionalmente, se había considerado la cultura política como una parte de la superestructura  de una sociedad; las normas culturales y los valores estaban determinados por la base social y económica de una sociedad (Gibbins,1989: 4) La superestructura representa los intereses de la burguesía  que asimila la ideología inherente  en el modelo dominante de producción  y relaciones sociales de clase. La cultura se convierte en algo estático porque representa las consecuencias  de las relaciones sociales de los trabajadores  y la clase capitalista. Marx explicaba  la cultura en términos de dependencia mientras que, Weber explicaba el orden político, económico y social referido a una cultura  que era compartida  por las orientaciones individuales del interés racional particular. (Chicote, 1994: 177)

 Si es así, la antropología se centra  en ese campo de las significaciones, de la subjetividad de un grupo social que da  orden a las formas de organización  política.
 Por otro lado el referirnos a cultura política es dar cuenta de las causas que suscitan a determinados comportamientos de la población en relación con las estructuras de poder, siendo estas el poder legitimado mediante un cuerpo institucional

Para poder aclarar que es una cultura política desde los estudios antropológicos en México me guie del texto de Roberto Varela “Cultura y poder”  editado por la UAM Iztapalapa y que precisamente da cuenta de los estudios sobre la cultura política en  México.  Cabe resaltar que en la primera parte de este  de su libro nos muestra los tiempos  e índole de los estudios realizados sobre el tema a tratar. 

La cultura política toma relevancia al estudiarla fuera de los tiempos establecidos por la participación racional electoral, y reflejando que esta se encuentra en una relación continúa entre la ciudadanía y el gobierno. Me llama la atención la definición que rescata Varela de uno de los autores citados en este texto de Cultura y poder, Esteban Krotz nos dice sobre la cultura política:

“El universo simbólico asociado al ejercicio y las estructuras de poder o, mejor, dicho, los universos simbólicos asociados a los ejercicios y las estructuras de poder”

La noción de  cultura política es tan antigua como la reflexión  misma sobre la vida política de una comunidad*. Para referirse a lo que hoy llamamos cultura política, se ha hablado de personalidad, temperamento, costumbres, carácter nacional o conciencia colectiva, abarcando siempre las dimensiones subjetivas de los fenómenos sociales y políticos. Dicho de otra manera desde los orígenes de la civilización Occidental* ha existido  una preocupación por comprender de qué forma la población organiza y procesa sus creencias, imágenes y percepciones sobre su entorno políticos y de que manera está influyendo  en la construcción de las instituciones y organizaciones políticas de una sociedad como en el mantenimiento de las mismas y los procesos de cambio. (Aldmon y Verba. 1970)


                                                                                                                                       Segismundo M.

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